La pandemia silenciosa


La demanda alimentaria provocada por el incremento desmedido de la población aumentará por lo menos al doble para el año 2050, es por ello que el uso de insectos comestibles emerge como una alternativa de gran valor nutricional para alimentar a la población mundial, al mismo tiempo, que reducen significativamente la emisión de gases de efecto invernadero y disminuyen el consumo de agua potable para abastecer la producción de carnes y vegetales provista por el sector agropecuario. Sin embargo, la ingesta de insectos aún no es totalmente segura para el consumo humano, ya que se ha demostrado que estos podrían contener algunos contaminantes como metales pesados y componentes antinutricionales o alergénicos, pero también podrían presentar micotoxinas que afecten la inocuidad de los alimentos y/o poner en riesgo la salud de los seres humanos que los consumen.

Además, una enorme variedad de insectos considerados comestibles pudieran estar parasitados por microorganismos poco estudiados como los hongos del género Cordyceps, los cuales se caracterizan por invadir los tejidos del huésped y de esta manera, son capaces de afectar la conducta de dichos insectos, impidiendo que se muevan a voluntad para finalmente convertirlos en “muertos vivientes o zombis”. Todo esto plantea diversas interrogantes, por ejemplo: ¿Cuáles son las condiciones ambientales óptimas para que los hongos del género Cordyceps se re-produzcan exitosamente dentro del hospedero?, ¿Qué pasaría si los seres humanos consumen insectos parasitados por Cordyceps?, ¿podría el consumo de insectos desencadenar una nueva pandemia?, ¿es posible que los Cordyceps evolucionen para infectar seres humanos y convertirlos en zombis?, tal como se muestra en la serie “The Last of Us”. Esta investigación busca responder preguntas basadas en información científica disponible y generar nuevas interrogantes sobre una posible pandemia causada por hongos. 


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